lunes, 2 de octubre de 2017

No Habrá Más Llanto.





Texto Bíblico: 

“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.” (Apocalipsis 21:4-5)


Mensaje de Dios para nuestras vidas:

El mundo en el vivimos actualmente es un lugar convulsionado, lleno de pesares, tristezas, dolor, lágrimas. Muchas veces nos preguntamos ¿Hasta cuándo será así? ¿Cambiará todo esto alguna vez? La respuesta nos llega de la Palabra de Dios y es esta: Sí, todo cambiará, y el mundo tal y como lo conocemos en este momento, un día será diferente porque Dios intervendrá para cambiarlo.

Dios hará tierra y cielo nuevos, la Biblia dice: "Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia." (2da. de Pedro 3:10-13)

Y ya no habrá más sufrimiento, ni dolor, ni tristeza; Dios mismo enjugará nuestras lágrimas; nuestros cuerpos serán transformados para no ver muerte nunca más, y esto por la gracia y misericordia de nuestro Señor Jesucristo, quien en la cruz del calvario venció al diablo, al pecado, al mundo, a la carne, a la muerte y al infierno. Y nos dio potestad de ser hechos hijos de Dios. ¡Gracias Señor Jesús por tu bondad!

Resta que nosotros, estando vivos aún porque Dios así lo quiere, nos preparemos en santidad, sin la cual nadie verá al Señor, es decir que verdaderamente nos arrepintamos de nuestros pecados y nos apartemos de ellos, y solo así podremos decir con toda seguridad y confianza: Sí, ven señor Jesús, soy parte de tu iglesia que te espera. Amén. ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios!


Oremos a Dios:

Padre que estás en los cielos, te adoramos porque Tú eres digno, gracias Señor por tus promesas, sabemos que son palabras fieles y verdaderas que se cumplirán, ayúdanos para estar listos y contemplar la tierra y el cielo nuevos, en el nombre poderoso de Jesús. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario