lunes, 2 de octubre de 2017

Derumbando El Muro.





Texto Bíblico: 

Y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad… Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.” (Josué 6:16,20)


Mensaje de Dios para nuestra vida:

Jericó, fue una ciudad que se construyó muchos años antes del nacimiento de Josué; por lo tanto, era una ciudad de gran antigüedad en el mundo. Se ha descubierto que en algunos lugares, sus muros fortificados medían hasta 7.5 metros de altura y 6 metros de anchura. Los soldados hacían guardia sobre los muros y podían ver a varios kilómetros de distancia. Para los cananeos, Jericó simbolizaba mucha fuerza y poderío militar, y debido a eso, ellos creían que era imposible de vencer.

Dios habló a Josué diciéndole que se esforzara, que fuera valiente porque estaría con él así como había estado con Moisés, y además le aseguró que nadie le podría hacer frente en todos los días de su vida, ¡Hermosas promesas! ¡Aleluya!

Al iniciar la conquista de la tierra prometida, la primera ciudad que debían tomar los israelitas era Jericó. Dios les dio las instrucciones necesarias para la conquista, las cuales no eran como son las humanas, pero así era como Dios mostraría su poderío frente a todos. ¡Aleluya!

Nos dice la Biblia que Dios les ordenó dar una vuelta alrededor de la ciudad cada día, durante 6 días, pero al séptimo día, temprano al despuntar el alba se levantaron para dar siete vueltas, luego los sacerdotes tocaron las bocinas y Josué dijo al pueblo que gritara con gran vocerío, y fue entonces que Dios hizo que aquel muro que decían que era invencible, se derrumbara, dejando la ciudad desprotegida y así fue que Jehová Dios de los Ejércitos entregó la ciudad a Josué y los israelitas. ¡Gloria a Dios!

En la vida muchas veces nos tenemos que enfrentar a problemas que los vemos muy grandes, y son para nosotros como aquel muro de Jericó, es decir imposible de derribar, humanamente hablando. Pero el Dios en el que hemos creído es el ¡Dios Viviente! ¡El Todopoderoso! ¡Jehová de los ejércitos! ¡El Dios que hizo los cielos, la tierra y el universo entero! Nuestro Dios como Poderoso Gigante es quien va con nosotros y es quien pelea por nosotros, y Él derrumbará cualquier muro que se coloque enfrente de nosotros, sin importar de qué tamaño sea. Dios nos dice: "NO TEMAS PORQUE YO ESTOY CONTIGO, NO DESMAYES PORQUE YO SOY TU DIOS, YO TE LLEVO DE LA MANO DERECHA, YO TE AYUDO."

¡Aleluya! ¡Gloria a Dios! ¡Alabado sea para siempre nuestro Dios Todopoderoso! ¡Santo, Santo, Santo eres Tú, Señor Dios de los cielos!


Oremos a Dios:

Padre Celestial, tú eres Grande, ¿Quién como Tú? Ciertamente no hay nadie como Tú. Por eso te alabarán oh, Jehová todos pueblos de la tierra, bendito eres Señor, te agradecemos porque sabemos que eres Tú quien nos ayuda, y pelea por nosotros; y por eso victoria la tenemos asegurada, en el nombre poderoso de Jesús, nuestro Señor. Amén.

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