Texto Bíblico:
“Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.” (Isaías 55:6-7)
“Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.” (Isaías 55:6-7)
Mensaje de Dios para nuestras vidas:
Quizá en algún momento hemos tenido que buscar a alguien, y resulta que no lo encontramos. Entonces la desesperación y la decepción hacen presa de nosotros; es frustrante cuando esto nos sucede.
En el texto de hoy,
encontramos la afirmación de que si buscamos a Dios lo encontraremos, pues nos
dice que Dios puede ser hallado y más aún, que está cercano. Es una gran
noticia ¡Aleluya, gloria a Dios!
Entonces todo lo que
tenemos que hacer es buscarlo y llamarlo; y su maravillosa promesa se cumplirá
al dejarse encontrar. Es por su gracia, bondad y amor que todavía Él permite
que lo hallemos, porque llegará el día en el que por más que el hombre le
busque, no lo encontrará, así que el momento es ahora.
La Biblia nos dice que
si el impío deja su camino y se vuelve a Jehová, entonces tendrá misericordia
de él, no lo desechará, sino que lo perdonará.
El amor de Dios es muy
grande, tanto que no escatimó ni a su propio hijo Jesús, sino que lo envió a
este mundo, a fin de que por medio de Él nosotros pudiésemos ser salvados de la
condenación eterna, de ese castigo que merecíamos; pero Cristo derramó su
sangre en la cruz del Calvario, y por medio de ese sacrificio es que ahora
podemos obtener el perdón de todos nuestros pecados.
Gracias Señor. ¡Oh, cuán
grande eres tú y digno de ser alabado!
Oremos a Dios:
Padre Celestial, gracias por tu infinito amor y
misericordia, sin lo cual nosotros estaríamos destinados al castigo eterno, más
ahora Tú nos has perdonado por medio de nuestro Señor Jesucristo, y ya no hay más
castigo, sino que una gloriosa eternidad en tu presencia. Nuestro destino ahora
es adorarte y servirte solo a Ti, en el nombre poderoso de Jesús. Amén.
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